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Cúbranse de cilicio hombres y animales, y clamen a Dios(A) con fuerza, y vuélvase cada uno de su mal camino(B) y de la violencia que hay en sus manos. ¡Quién sabe! Quizá Dios se vuelva, se arrepienta y aparte el ardor de Su ira, y no perezcamos(C)».

10 Cuando Dios vio sus acciones, que se habían apartado de su mal camino(D), entonces Dios se arrepintió del mal que había dicho que les haría(E), y no lo hizo.

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